De lo que se trata la vida…

“Las personas no notan si es invierno o verano cuando son felices.”

(Antón Chejov)

De pronto llega ese momento  en que dejas de correr porque comprendes que la vida es mucho más que una carrera, si, ese momento en que ya no te importa la imagen que te regresa el espejo , porque comprendes que hay vistas tan bonitas y que su belleza dependen del ángulo desde el que enfocas la mirada, ese momento en el que ya da igual un día de sol o de lluvia, porque aprendiste que la felicidad es una opción personal y  tiene que ver con la importancia que le des a lo que pasa afuera, y sabes que nunca importa tanto como lo que pasa dentro, si , llega ese momento, claro, antes tuviste que tener el coraje de soltar, de decir no, de decir adiós, de perdonar y perdonarte, de dar sin esperar y sobre todo de vaciar la mochila de todo aquello que ya no sirve sobre todo porque no te pertenece.

Es un momento de profunda lucidez en el que comprendemos que la existencia va más allá de metas profesionales, logros materiales y la constante búsqueda del éxito y aprobación del otro.

Al abandonar esta carrera desenfrenada, se abre ante nosotros un mundo de posibilidades. Nos damos la oportunidad de:

Conectar con nosotros mismos: Dedicar tiempo a la introspección, a descubrir nuestras verdaderas pasiones, valores y aquello que nos llena de plenitud.

Apreciar el presente: Disfrutar de los pequeños detalles, de la belleza que nos rodea y de los momentos compartidos con nuestros seres queridos.

Cultivar relaciones genuinas: Fortalecer los lazos con las personas que realmente importan, creando vínculos más profundos y significativos.

Aportar al mundo: Compartir nuestros talentos, conocimientos y experiencias para contribuir positivamente a la sociedad y hacer del mundo un lugar mejor.

Descubrir nuevos caminos: Explorar nuevas áreas de interés, hobbies y actividades que nos enriquezcan como personas y nos hagan sentir vibrantes.

Vivir con mayor conciencia: Practicar la atención plena, estar presentes en cada instante y apreciar la simpleza de la vida.

Abrazarnos a la incertidumbre: Aceptar que no tenemos el control de todo y que la vida está llena de sorpresas, permitiéndonos fluir con los cambios y disfrutar del viaje.

En definitiva, dejar de correr en la carrera de la vida no significa renunciar a nuestros sueños o aspiraciones. Significa redefinir nuestros objetivos, enfocarnos en lo verdaderamente esencial y disfrutar del camino mientras construimos una vida más plena, significativa y auténtica.

Recuerda, la vida es un regalo precioso, no una carrera que ganar. Tómate tu tiempo, explora, descubre y vive cada momento con plenitud.

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