AQUI Y AHORA.

Mi madre, tenía unos 45, 46 años, creo, no lo recuerdo con precisión, cuando tuvo el coraje de comprarse un pantalón vaquero, aún casi escucho sus dudas antes de la decisión final, puedo imaginar todos los prejuicios y los mandatos que tuvo que romper  y  por otro lado su inocente ilusión, el miedo a la mirada crítica de una sociedad aficionada a las etiquetas, que juzga y culpabiliza al mismo tiempo, finalmente se compró el ansiado pantalón y tengo que confesar que a mí, con mis 11 o 12 años  me costó verla así, yo tan acostumbrada que estaba a  ella con «trajecitos estampados o de cuadros» fue como si ese pantalón de pronto me robase a mi madre… Ahora agradezco ese pequeño acto de valentía y de rebeldía que tuvo y sólo pienso en todo lo que nos aparta de nuestro verdadero ser una etiqueta, quizá sea tiempo de mirar las que llevamos y pese a quien pese dejar de cargar con ellas.

Desde muy pequeños vamos incorporando esos patrones culturales a los que debemos ceñirnos y que tienen un impacto importante en nuestros habitos, costumbres incluso en la forma de aceptarnos y en el desarrollo de nuestra identidad, y nos coloca en una zona de confort, que no saludable, porque estar comodo no tiene que ver con estar feliz.Saltarse las normas, desviarse de la regla establecida nos convierte en «La oveja negra» «La descarriada» «La inmadura, en ciertos casos,la infantil en otros, y comprometerse contigo misma, casi es un acto heroico, por supuesto que al hacerlo por el camino vamos a cortar vinculos tan importantes como lazos familiares en algunos casos, porque ser diferente puede interpretarse como alta traición, y claro que no es fácil pero vale la pena, pues la vida es tuya y no naciste para cumplir las expectativas de nadie, asi que empieza a escuchar tu voz, es a quien tienes que seguir, y recuerda que cuanto antes mejor, porque la vida es AQUI Y AHORA.

Adriana Oddone

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